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La hormiga y la cigarra

Péter Hajnóczy


El viento de noviembre estaba arrancando de las crepitantes ramas las últimas hojas marchitas y secas cuando en el límite del bosque se encontraron la cigarra y la hormiga. La hormiga estaba envuelta en un abrigo un tanto desgastado de olor a naftalina, pero con forro Panoflex-se lo había comprado en las rebajas de julio de la Casa de Empeños, igual que sus botas de esquí impermeables-, mientras que la cigarra estaba, a ojos vistas, tiritando de frío con su ligera chaqueta de tela sin forro. Llevaba las manos metidas en los bolsillos, porque no tenía ni guantes.

 -Buenos días, vecina cigarra-dijo la hormiga-. Ya veo que no estará sudando con esa chaqueta…

––Sí, la verdad es que hace frío, vecina hormiga-contestó la cigarra temblando-. Este viento atraviesa los huesos de una…

Con su enguantada mano, la hormiga se arregló su bufanda al cuello.

––La hizo mi esposa-dijo-. Es una mujer muy hábil: ve la tele y mientras tanto hace alguna labor de punto o de ganchillo. Usted tengo entendido que es soltero y vive en una habitación alquilada…

––Pues sí-asintió la cigarra-, sabe usted, yo me paso el día tocando el violín, la verdad es que no me queda mucho tiempo para otras cosas…

Sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo y se lo ofreció a la hormiga.

––Gracias-meneó la cabeza la hormiga-. Hace más de tres meses que he dejado de fumar. No sólo es un vicio inútil y dañino para la salud, sino que cuesta dinero. Con el precio de un paquete de cigarrillos, un obrero como yo puede comprarse el desayuno o la cena-carraspeó-. Mi mujer y yo pensamos cambiar nuestro piso por otro más grande el año que viene. Calefacción central, teléfono, paso subterráneo directo al basurero…

La cigarra encendió un cigarrillo.

––El que se pasa el verano tocando, mientras otros dan el callo para llegar a algo en la vida…-La hormiga meneó la cabeza-. ¿Tal vez haya pensado, querida vecina cigarra, que este año no habrá invierno en absoluto?

––Me voy de viaje dentro de una semana-dijo la cigarra-, no volveré antes de mayo…

––¿Se va de viaje?-movió la cabeza incrédula la hormiga-. ¿Alguna visita familiar, querido vecino?

––Yo no hago visitas-dijo la cigarra-, sólo toco el violín en mi casa, practico…

––¿Me dice a dónde viaja?-le sonrió la hormiga.

––A París-dijo la cigarra.

––¿A París?

La hormiga se quedó mirando a la cigarra con los ojos como platos.

––¿Me está tomando el pelo, querido vecino?-levantó un poco la voz-. ¿Cómo podría permitirse usted pasar el invierno en París?

––Me han invitado… al Conservatoire…-dijo la cigarra-. Toco en conciertos…

La hormiga clavó la mirada en el suelo, se quedó callada durante un rato, luego le habló a la cigarra en tono suplicante:

––Considerando nuestra vieja relación… ¿podría arreglar un asunto importante para mí?

––Desde luego, con muchísimo gusto…-le alentó la cigarra-, dígame, señor vecino…

––Le pido por favor-dijo la hormiga-que en París busque al señor La Fontaine y le diga que se vaya a tomar por culo.

Traducción de Eszter Orbán y Elena Ibáñez

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