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Kornél Esti. Un héroe de su tiempo

Traducción de Mária Szijj

Título original: Esti Kornél
Ediciones B • Barcelona, 2007
Lenguas de edición: castellano

Este mes os recomendamos una de nuestras lecturas favoritas. Tras unas excelentes novelas como Ana la Dulce, Alondra y La cometa dorada, Dezsõ Kosztolányi publicó un magistral tomo de relatos. Las originales historias de Kornél Esti, álter ego del autor, conducen al lector a un mundo perdido, al Budapest de los años veinte. Historias como la del revisor búlgaro, con el que el protagonista entabla una larga y profunda conversación, sin saber búlgaro, o su excursión a la “ciudad honrada” demuestran el insólito sentido del humor y la elegancia del estilo de Kosztolányi, y, a la par, son una visión aguda de la época y la sociedad en la que le tocó vivir, y de la condición humana en general.

Un autor ya reconocido, de notable celebridad, pero que ha perdido la rebeldía de la juventud y se ha convertido en un burgués integrado al medio en que vive, se inventa un álter ego basado en un amigo de juventud y años de bohemia: Kornél Esti, un joven dotado para la literatura pero irreverente, iconoclasta, despreocupado y amante de la noche, a quien interesa más la vida y la experiencia que la gloria oficial. Ambos llegan a un trato: el escritor reconocido le proporciona a su doble los medios necesarios para que su existencia sea tal como desea, y, a cambio, obtiene los impulsos vitales sin los cuales moriría de aburrimiento. En resumen: uno vive mientras el otro convierte esa vida en arte, en los episodios que conforman esta novela formada por varias historias de tono irónico-burlesco.

Críticas
Fabulaciones del artista

Francisco Solano
Babelia, El País, 12 de mayo de 2007

En las anteriores novelas traducidas al español de Dezsõ Kosztolányi (Szabadka, 1885-Budapest, 1936), todas publicadas en Ediciones B (Alondra, Anna la dulce, La cometa dorada), el magisterio del autor húngaro se expresaba, sobre todo, en el irónico análisis del carácter moral de los personajes, con una introspección deudora de las grandes novelas del XIX. Con Kornél Esti, publicada tres años antes de su muerte, su concepción de la novela cambia radicalmente; ahora la parodia se superpone a la exploración psicológica; la estructura sufre, igualmente, una notable innovación al desentenderse de la sucesión cronológica; la novela se organiza por fragmentos, capítulos que podrían ser cuentos aislados, reunidos por la voz relatora de Kornél Esti, a quien se presenta como el artista disconforme que prefiere vivir a escribir y que suministra las experiencias que serán la materia del libro, recogidas por otro escritor, éste integrado en el medio burgués, para quien el artista iconoclasta es un modelo imposible de imitar.

Sin embargo, aunque en el capítulo inicial la novela propone el contraste de dos modos de ser, enseguida el relator y el narrador se despliegan en una fusión que no deja dudas de que se trata del mismo personaje: “Seríamos como la Noche y el Día, como la Realidad y la Imaginación, como Ahrimán y Ormuz”. El pacto según el cual Kornél Esti relata su vida y el narrador la transcribe “con arreglo a sus instrucciones”, apenas funciona, y el lector va pasando de un capítulo a otro, atento a una continuidad que no se cumple y acaba por aceptar una narración libérrima muy adecuada para ofrecer una visión grotesca, a veces serenamente cruel, del alma humana, de las instituciones y del ridículo general del comportamiento, tanto de la clase pudiente como de los pobres más patéticos. En conjunto, la novela parece impregnada de cierto espíritu dadaísta, pero la elegancia de Dezsõ Kosztolányi no se pliega a la fanfarronada cultural, y se queda a un palmo de acometer un verdadero desplante que dejaría al lector totalmente desconcertado. De ahí que no convenga buscar en Kornél Esti una reflexión a favor de la condición marginal del artista, sino más bien una cáustica agresión contra las apariencias, de la que no se libran los poetas, “esas personas superficiales, envidiosas, masturbadores pálidos que venden hasta su alma por una rima”.

Opinión del lector
Misino • 30 de enero de 2008

Es muy bonito y muy gracioso. ¡No te lo pierdas!


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