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László Darvasi

La pregunta
La familia Thyssen-Bornemisza es, en parte, de origen húngaro. ¿Qué significa Bornemisza?
Es un nombre frecuente en Hungría quiere decir “el que no bebe vino”.
No tiene sentido, es el nombre de una familia noble que probablemente procede de un topónimo.
No se conoce el origen de la palabra Bornemisza. Es posible que tenga antecedentes georgianos.
Respuesta

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Géza Csáth

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El pequeño equipo de Beyond Budapest
El pequeño equipo de Beyond Budapest

Beyond Budapest. En busca del barrio perdido

Gyuri Baglyas y Manó Domján

1981–

Para conservar el patrominio cultural de una ciudad no es imprescindible diseñar grandes proyectos urbanísticos de millones de euros, ni ganarse suculentas subvenciones públicas. Hay otras formas más modestas que, sin embargo, resultan muchas veces más eficaces, de hacer algo por la ciudad en la que vivimos, de llamar la atención sobre unos valores arquitectónicos y culturales que parecen hundidos para siempre.

Una pareja simpática y llena de energía, Gyuri Baglyas y Manó Domján, se han propuesto rescatar del olvido y de una red de prejuicios uno de los barrios más viejos de la ciudad de Budapest, el distrito VIII, llamado también Józsefváros.


El distrito VIII es un barrio de mala fama de Budapest, su nombre se asocia a conceptos como “gueto”, “barrio gitano” y “criminalidad”. Es cierto que forma parte del barrio una zona habitada por una población, en su mayoría gitana, empobrecida, que afronta problemas como el desempleo o unas míseras condiciones de vivienda. Sin embargo, el distrito VIII es mucho más que eso, está lleno de valores impresionantes, y es una especie de espejo de la historia de Hungría. Es ése el mensaje que Gyuri y Manó procuran hacer llegar a la gente. Que abran los ojos y se olviden de sus prejuicios, que detrás de las fachadas en estado de desmoronamiento descubran lo hermoso y lo digno de interés.

La forma que encontraron para su misión es una visita alternativa por el distrito VIII, para pequeños grupos de gente interesada y abierta, que ellos denominan “aventuras socioculturales”. Los dos guías, Gyuri y Manó se encargan de que el recorrido no tenga nada que ver con las tradicionales visitas turísticas: su estilo informal, las curiosísimas anécdotas en tono personal sobre la historia del barrio y sobre su gente, la interactividad que caracteriza toda la caminata, la presencia de los propios vecinos del barrio en el proyecto, los juegos, etc., contribuyen a que los participantes regresen a casa con una experiencia inolvidable. No en vano en el 2008 el pequeño equipo de Beyond Budapest ganó el título de la empresa joven más prometedora del año.

LHO: ¿Porqué el nombre inglés de la empresa?

D.M.: Bueno, originalmente hemos concebido el proyecto para turistas extranjeros. Pero pronto surgió un gran interés por parte de los húngaros, curiosamente en su mayoría budapestinos, y ahora son ellos nuestro principal público, aunque seguimos con las giras para extranjeros. Entre los húngaros hay de todo: jóvenes, mayores, estudiantes, arquitectos, profesore, familias enteras…

LHO: ¿Cómo surgió la idea?

D.M.: Vivimos algún tiempo en el distrito VIII. Antes no habíamos conocido esta parte de la ciudad, pero nos mudamos allí (buscábamos un apartamento barato) y poco a poco conocimos a los vecinos y al barrio. La gente allí era muy amigable y abierta, nos llevamos una sorpresa realmente positiva. Después estuvimos en contacto durante unos meses con estudiantes americanos, y fueron ellos los que nos abrieron los ojos. Dábamos muchos paseos juntos, les explicábamos cosas sobre el barrio, y poco a poco nos dimos cuenta de que todo eso era interesantísimo, que el barrio está lleno de curiosidades. De ahí vino la idea de enseñar todo eso a un público más amplio. Claro, al princicpio no pensamos en serio que hubiera gente interesada en conocer ese barrio de mala fama.

LHO: ¿Vosotros qué expectativas teníais a la hora de mudaros al distrito VIII?

D.M.: Bueno, creo que teníamos más o menos las mismas ideas y los mismos prejuicios que cualquiera. Pero con el tiempo le tomamos mucho cariño al barrio. Cabe mencionar, que a nosotros nos tocó vivir en la parte arquitectónicamente menos espectacular y más pobre del barrio.

B. GY.: Me acuerdo del momento de la mudanza. El nuestro era un apartamento muy barato, y en la casa era el único piso con baño propio. Los vecinos de las demás viviendas tenían que usar el retrete comunitario que había al final de cada pasillo. Cuando subimos la primera vez, con los muebles y las maletas, acompañados por nuestros padres, estaban todos los vecinos de la casa en la escalera, observándonos, y no se molestaron en abrirnos paso o en ayudarnos. Nuestra familia estaba bastante perpleja. Todos esperaban el momento de cerrar la puerta detrás de nosotros. Pero luego, con el paso del tiempo, entablamos amistad con los vecinos, había un ambiente muy familiar en la casa. La gente no te esquiva la mirada, no huye a sus casas, en fin, es mucho más abierta. Eso implicaba, desde luego que a veces oías las peleas de los vecinos, que te sentías partícipe de sus vidas. Y también es verdad que las condiciones higiénicas dejaban que desear, había basura y hedor en las escaleras.

El patio interior de la casa de un escultor D.M.: De ningua manera queremos ofrecer una imagen idelaizada del barrio, ni queremos mentirnos a nosotros mismos. Hay que ver que Józsefváros es un barrio muy complejo que tiene partes muy diferentes. Aparte de la zona de la que hemos hablado hay una zona que se llama el Barrio de los Palacios, con pomposos edificios, verdaderas joyas arquitectónicas, eso sí, la mayoría de ellos en deplorables condiciones. También se encuentran importantes momentos históricos en esta parte, como el Museo Nacional, desde cuyas escaleras arrancó la revolución de 1848. Luego hay una zona más moderna, con casas nuevas. Lo que se podría llamar el barrio chino también se encuentra en el distrito VIII. Así que es un barrio realmente colorido.

B.GY.: En nuestras giras no nos hemos centrado en la miseria. No nos interesa el turismo de catástrofes. Lo que nos importa son los valores olvidados.

LHO: ¿Cómo habéis reunido el inmenso material con el que trabajáis en vuestras giras?

D.M.: La preparación duró un año entero, y consistió en consultar los fondos de bibliotecas y archivos, navegar por la red y hablar con los vecinos del barrio, que en muchas ocasiones proporcionan datos más curiosos que cualquier libro. Pero la preparación nunca acaba, continuamente estamos investigando y aprendiendo.

B.GY.: Lo que más nos emocionó fue cuando en una de nuestras giras nos acompañó un señor mayor que al pasar por delante de los edificios nos contó que allí había ido a la escuela, allí habían vivido sus amigos, en otro edificio se habían refugiado de los tanques soviéticos… Y efectivamente, tú puedes ver todavía los impactos de las balas en las fachadas de los edificios, pero hay pocas ocasiones en las que te encuentras con alguien que tiene experiencias personales vinculadas directamente a ello. Ya sé que es una historia banal, pero me conmovió cómo se entrelazó la gran Historia, que está en los libros de texto y la microhistoria, la vida cotidiana de la gente. Hay que decir que los propios turistas que participan en la gira suelen añadir anécdotas, personales o no, a lo contado por nosotros. Siempre regresamos a casa habiendo aprendido algo nuevo.

LHO: ¿Cómo habéis conocido a la señora Eva, una verdadera matriarca gitana que deja entrar a los participantes de la gira en su casa?

D.M.: Sí, la estación final de nuestra gira es la visita a una familia gitana de músicos, la anfitriona es la señora Eva. La conocimos a través de nuestros amigos del barrio. Es una señora muy orgullosa de su familia y de su procedencia gitana. Pero está orgullosa de llevar una vida asimilada, de tener respeto entre la gente, de haber alcalzado algo.

LHO: Sí, me acuerdo que dijo que los gitanos músicos se distingían claramente de los demás gitanos. Su casa es un auténtico museo del kitsch, allí está expuesto simbólicamente el fruto de su esfuerzo, de su trabajo, que se traduce en bienes de consumo, como muebles, objetos de adorno, etc.

La casa de la señora Eva D.M.: Yo creo que esta parte de la gira es lo más interesante. Es una situación bastante singular, y el desenlace depende de los turistas. Hay quienes se sienten un poco incómodos, otros no se atreven a tocar el tema de los gitanos porque les parece delicado, pero siempre hay gente que acaba charlando con gran interés con la señora Eva. Había ocasiones en las que la visita desembocaba en un auténtico banquete. Eso depende de los visitantes.

LHO: ¿Tenéis pensado hacer las giras en otros idiomas que no sean el húngaro y el inglés?

B.GY.: Estamos abiertos a muchos proyectos nuevos. Entre ellos figura la guía en español y tal vez en otras lenguas. Ahora hay que poner mucho empeño en que la gente se entere de lo que estamos haciendo, de que existimos. Lo demás lo veremos después.

La dirección de la página de Beyond Budapest es: www.beyondbudapest.com


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