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Foto: Andrea Gáspár
Foto: Andrea Gáspár

“Entablar una relación sensual con la máquina”

Sc.Art

2009–

Sc.Art, el nuevo grupo de György Kurtág Junior, el diseñador de sonidos, compositor e investigador afincado en Francia, y dos conocidos músicos húngaros, András Márton y Miklós II. Lengyelfi se ha creado para la elaboración musical de sonidos de origen cósmico, un proyecto sin duda audaz y original. La entrevista se ha publicado en la revista Magyar Narancs.

Magyar Narancs: ¿Cómo ha surgido la idea de componer música a partir de sonidos del universo?

AM: La idea original es bastante vieja, se remonta a los alrededores del año 2000. Por aquel entonces comencé a meditar sobre la posibilidad de crear música a partir de sonidos de origen cósmico. Le di a ese proyecto el nombre de Congreso Intergaláctico, y más tarde, en 2001 encontré por la red unas grabaciones realizadas por sondas espaciales de la NASA, en las que se oían sonidos y señales de radio de diferentes planetas, así como de la atmósfera de la Tierra. Años más tarde le planteé a György Kurtág esa idea del Congreso Intergaláctico, y él me contó que en el jardín de su casa ya había organizado un evento similar, de la misma temática.

György Kurtág Junior: Vivo en un pequeño pueblo de Francia, y organicé un concierto para los vecinos de aquella localidad. Me proponía presentar música moderna de forma que la pudiera disfrutar también la gente que carecía de experiencias de este tipo. Entonces me vino la idea de organizar un programa con el título de Noche de seres extraterrestres. Invité a muchos amigos, corrió la noticia, y al final acabamos teniendo en nuestro jardín como a unas doscientas cincuenta personas. Tuvimos un gran éxito. Lo que yo aprendí en esa ocasión fue que el público con lo que tiene problemas no es con la música moderna, sino el empaquetado. La manera de presentar la música moderna en festivales y palacios de música funciona como un freno, excluyendo a muchos de esa experiencia.

MN: ¿Y cómo se ha formado un grupo a partir de esa idea?

AM: Cuando yo tuve esa idea, Miklós y György llevaban ya mucho tiempo trabajando juntos en algún que otro proyecto musical. En una ocasión escuché la grabación de uno de sus ensayos, y me quedé tan impresionado al oír aquellos paisajes sonoros tan hermosos, que les propuse construir la música de Sc.Art sobre esos dos fundamentos, aquellos sonidos de la grabación y los sonidos del espacio.

GYKJ: Yo trabajo en la universidad de Burdeos, en un instituto de investigación informática, además, como asesor participo en varias investigaciones tecnológicas. Trabajé por ejemplo en un software que hiciera posible la creación de instrumentos de música inteligentes. La investigacón partió de un cambio de paradigma, que suponía que no era el músico el que tenía que aprender a tocar un instrumento, sino todo lo contrario, el instrumento tenía que aprender del músico. Semejante a los programas de ajedrez, la máquina se adapta al que la maneja. Otro invento interesante del que me ocupé fue el llamado Meta-Instrumento. Es el que llevo en la foto. Se trata de un instrumento con el que se pueden dirigir instrumentos musicales, proyectores y ordenadores paralelamente. Bajo los dedos tienes veintisiete ratones. Voy haciendo experiementos, e intento entablar una relación sensual con la máquina, que tiene un poder expresivo como cualquier instrumento acústico. Hacerle salir unos sonidos que para el oyente signifiquen la experiencia del descubrimiento de un instrumento musical antes desconocido. Con Sc.Art se ha hecho realidad ese sueño mío de la infancia.

MN: Viendo todos los aparatos y accesorios eléctricos que tenéis aquí, parecéis unos maniáticos de la tecnología.

AM: Es indudable que los tres estamos hartos de la informática, porque le dedicamos muchísimo tiempo. Sin embargo, tocamos exclusivamente instrumentos electrónicos, porque es lo que nuestra música exige. Sintetizadores, bajo con sonidos alterados con distintos efectos, batería eléctrica, sampler, y todo eso enchufado con cientos de metros de cables. Para producir un sonido apropiado, empleamos un sistema de altavoces especial, que da una imagen de sonido más natural de lo que es habitual en la música rock. Claro, los que sólo leen esta entevista no saben qué tipo de música es ésta que tocamos…

GYKJ: Música de cámara electrónica.

AM: De todas formas, el año pasado nos concedieron por nuestro álbum El universo bien temperado un premio al mejor disco nacional de música contemporánea (una subcategoría de la categoría de música clásica —Nota del Redactor)

Miklós II. Lengyelfi: A lo mejor no está de más explicar qué tipos de sonido empleamos. La palabra sonido vale la pena entrecomillarla, porque no en todos los casos se trata de ondas sonoras que el oído humano pueda percibir. Hay entre ellos radioemisiones grabadas por sondas espaciales, así como series de señales transformadas con la ayuda de unos algoritmos en sonidos audibles. Nadie vaya a pensar que una vez lanzado al espacio, escuchará esos sonidos.

AM: Sin embargo, también hay sonidos reales, grabaciones acústicas; por ejemplo los efectos acústicos relacionados con el fenómeno de la aurora boreal cuando los electrones que emanan del Sol chocan contra la ionosfera terrestre. Son ruidos, pero en un brevísimo segmento de uno de ellos, de unos segundos, encontré una interesante melodía. No es una melodía afinada con precisión, pero casi. Esta melodía tocada en el sintetizador ha sido elaborada por Gyuri, y se ha convertido en motivo principial de una de las piezas que componen El universo bien temperado.

MN: Eso suena mucho a ciencia, sin embargo, lo que hacéis es otra música, y veros tocar en vivo es muy divertido. Sonreís, bromeáis, por lo visto disfrutáis de lo lindo tocando.

MIIL: Hay muchas maneras de trabajar con esos sonidos. Por un lado, nos han inspirado en la composición de música, por otro, se oyen de forma directa, por ejemplo cuando un sonido así lo cortamos digitalmente, y lo distribuimos por la batería eléctrica, para que los distintos trocitos de sonido se oigan desde los diferentes platillos de la batería. No obstante, los sonidos no son más que herramientas. Es como cuando el hombre primitivo encuentra un pedazo de madera hueco, y empieza a percutirlo. Nosotros, al dar con esos sonidos, empezamos a jugar con ellos, igual que el hombre primitivo. Pero no porque sí, sino porque queríamos componer música basándonos en ellos.

AM: Es una experiencia acústica. Muchas veces resulta difícil determinar la estructura de la música, tú simplemente oyes algo fluir, circular, y ésa es la que ofrece la experiencia musical. Después de uno de nuestros conciertos alguien se acercó a mí y me dijo que en un momento dado del concierto los propios sonidos le habían impresionado tanto, que le empezaron a correr las lágrimas. Y no porque hubiera una pareja de enamorados en la pantalla.

GYKJ: Cualquier sonido puede ser música, si lo escuchamos como tal. La tecnología se ha democratizado, los instrumentos que usamos prácticamente pueden ser sustituidos por un portátil. La sensibilidad, sin embargo, no puede ser reemplazada por la tecnología, ésa depende de nosotros.

MIIL: Es una nueva forma de expresarse, podríamos decir que son nuevos sonidos. Todavía no se sabe exactamente qué se debe hacer con ellos, cómo hay que tocar o escucharlos. Sin embargo, estoy convencido de que cuando la gente se dirija con los oídos abiertos —y también con atención e imaginación— a los fenómenos que van más allá del entorno terrestre, entre ellos los fenómenos acústicos, nacerá una nueva música. El público estará receptivo de nuevos sonidos, y le emocionarán nuevas formas de música. Creo que lo que nosotros hemos hecho ha sido sembrar las semillas de esa nueva música.

La página del grupo: www.scartmusic.com

Marcell Kovács

Traducción de Eszter Orbán


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