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Babits y Endre Ady
Babits y Endre Ady

Entre el arte por el arte y el compromiso político

Mihály Babits

1883–1941

En estos tiempos de tensión política y social y de creciente incertidumbre y precariedad existencial cabe preguntar por las posibles actitudes artísticas y la responsabilidad de los intelecutales ante estos fenómenos. A continuación os damos a conocer la biografía de un poeta húngaro de la primera mitad del siglo XX que vivió una época de relativa paz, dos guerras mundiales, una revolución sangrienta y la consiguiente represalia, así como un régimen intransigente. Todo eso dejó huella en su obra literaria e hizo que su arte poética diese considerables giros.

Las letras húngaras tienen una importante tradición de poesía social- y políticamente comprometida. Uno de los máximos exponentes de esta poesía es un contemporáneo de Babits, Endre Ady, ídolo venerado de la nación, al mismo tiempo que un personaje profundamente odiado por aquellos que no veían en él sino un traidor a la patria, a su lengua y a sus tradiciones poéticas. Ady, figura cumbre del círculo de la revista Nyugat, un órgano que representaba una estética progresista, ligada a las tradiciones europeas, fue sin duda un poeta político y combatiente que rompió radicalmente con las petrificadas tradiciones estéticas y morales del pasado. Babits, en cambio, vinculado igualmente a Nyugat, comenzó su carrera como un poeta alejado de la política y las cuestiones sociales, gran deudor y admirador de las tradiciones y el espíritu humanísticos. No obstante, los giros de la historia le obligaron a cambiar de actitud.

Nacido en Szekszárd, Babits estudió Filología clásica y francesa en la universidad de Budapest, en la que conoció a jóvenes poetas de su generación como Dezsõ Kosztolányi y Gyula Juhász, que más tarde formarían parte del movimiento que se desarrolló en torno a Nyugat. Venía publicando poesía y traducciones literarias desde sus años universitarios en distintas revistas y, a partir del lanzamiento de la revista Nyugat, figuró entre sus colaboradores. Más tarde llegaría a ser redactor de la misma, para finalmente convertirse en redactor jefe, rematando el programa europeista del movimiento e integrándolo en la cultura húngara. Esta simbiosis de lo europeo con lo húngaro y la fe en que la literatura húngara se origina en la europea y es parte integrante de ella, las muestra en su gran proyecto de escribir una historia de las letras europeas, que finaliza en 1936.

Su primer tomo de poesía se publicó en 1909 con el título de Hojas de la corona de Iris, en el que Iris simboliza el colorido del mundo y las hojas son los poemas; ese mismo año salió su segundo libro, también de poesía. Dos años más tarde Babits logró salir de su soledad provinciana, en la que se había refugiado,,al obtener un puesto de profesor de insitituto en Budapest. Según el contemporáneo Antal Szerb, Babits era la figura más emblemática de las letras húngaras expresando la soledad del hombre moderno. Szerb añade, y esto refuerza el carácter apolítico de la primera poesía de Babits, que el rasgo distintivo de su poesía era el juego. El poeta, gracias a su extraordinaria cultura admirada por toda una generación de intelectuales, pudo esconderse tras diversas máscaras y estilos .

En la capital conoció a aquellos que más adelante marcarían la literatura húngara y poco a poco se fue convirtiendo en el centro de la vida literaria, lo cual contrastaba fuertemente con su carácter huraño. La I Guerra Mundial cambió radicalmente su actitud apolítica y reservada e hizo que Babits se pronunciase decididamente contra la guerra inhumana y sin sentido y que comenzara a publicar poemas pacifistas y antimilitaristas, en los que no ocultaba su ira contra el régimen. La respuesta del mismo a sus poemas fue su despido del insituto, tras haber sido acusado de antipatriotismo. Es natural, pues, que saludase entusiasmado a la revolución burguesa de 1918, que más tarde le concedería una cátedra universitaria. Sin embargo, Babits no pudo identificarse con la idea socialista, a pesar de lo cual en 1919, durante la contrarrevolución, lo expulsaron de la universidad. Babits se desmarcó tanto de la revolución como de la contrarrevolución y volvió la espalda a la vida pública para retirarse en su “torre de marfil”, según decía, y contemplar el mundo desde fuera y desde lo alto.

En esta época se casó con la escritora Sophie Török, que hasta su muerte fue su apoyo incondicional. Publicó relatos de tono poético y, tras el éxito de su pirmera novela, El califa cigüeña, pubicado en 1913, algunas novelas. Hijos de la muerte es una novela de corte autobiográfico que recoge la historia de tres generaciones y presenta de forma convincente el ambiente socio-político y la decadencia de la vida burguesa de finales del XIX y principios del XX. Babits realizó asimismo una importante labor traductora, llegando a integrar en la cultura húngara obras que abarcaron desde la literatura griega a Oscar Wilde o Baudelaire pasando por el medievo; su mayor proyecto fue la traducción de la Divina Comedia de Dante, que concluyó en 1922 y por la que recibió el premio de la academia de Italia. Paradójicamente, en esta época de entreguerras, en la que volvió a vivir una vida más bien retirada y en la que se dirigió nuevamente de lo social a lo individual, se consolidó su liderazgo literario al ser nombrado redactor jefe de Nyugat y comsiario del Premio Baumgarten.

No obstante, el crecimiento del fascismo en el mundo y en particular en Hungría, le obligaron a reconocer la responsabilidad del poeta de romper el silencio y “salir de la torre de marfil”; idea reflejada tanto en su poesía como en sus ensayos. El libro de Jonas, un extenso texto lírico, es una patética al mismo tiempo que irónica autocrítica, en la que el profeta recononce su deber de levantar la voz en tiempos inhumanos, como fueron también los años precedentes a la II Guerra Mundial. Murió en 1941, después de una larga y dolorosa enfermedad, que plasmó en varios poemas de los últimos años de su vida, que giran en torno a la muerte y el sufrimiento.


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