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László Darvasi

La pregunta
¿Por qué no brindaron los húngaros con cerveza durante 150 años entre 1849 y 1999?
Porque en Hungría se bebe más vino y la cerveza no tiene tradición.
En homenaje a los militares húngaros de 1848–1849, que fueron ejecutados mientras sus verdugos tomaban cerveza.
Los húngaros nunca brindan porque según la superstición trae mala suerte y despierta a los malos espíritus.
Respuesta

La lectura del mes
Géza Csáth

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Ernõ Szép

Olor de humanos

Autor del informe: Eszter Orbán

Osiris • Budapest, 2000

Ernõ Szép nació en 1884. Realizó sus estudios de secundaria en Debrecen. A los diecinueve años llegó a Budapest y empezó a trabajar como periodista, colaborando en diferentes periódicos y revistas del momento. Publicó sus primeros poemas en la revista Nyugat. Fue un poeta muy popular en su tiempo, más tarde cosechó éxito como dramaturgo de moda, y sus novelas se conviertieron en auténticas sensaciones literarias. En 1920 emigró a Viena, pero al año siguiente volvió a Hungría. En 1944 por su origen judío fue internado y más tarde deportado a realizar trabajos forzados. A partir de 1948 vivió en una gran miseria y el otrora reconocido autor, celebrado por su profundo arte, así como por su humor y humanismo, murió en 1953 como un cuidadano desconocido más.

Olor de humanos, las memorias de ese escritor de sesentaiún años fueron redactadas después de un terrible calvario de unos diez meses. Ernõ Szép, que vivió durante 33 años en la pintoresca Isla Margarita, en medio del Danubio, tras la entrada de los nacis en Hungría, tuvo que abandonar su morada en el hotel Palatinus para internarse en una “casa con estrellas”, lugar donde reunían a las personas judías. Un día mandaron a los hombres de esta casa, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, a emprender una caminata hacia lo desconocido. El escritor evoca la humillación, las estaciones del desamparo y la sujeción, y cómo los fascistas húngaros de alma distorsionada dirigían a unas personas atomerizadas. Es sobrecogedor cómo Szép narra la muerte, la ejecución de sus camaradas, los golpes, que herían no tanto el cuerpo, sino más bien el alma. Narra la esperanza, los constantes desngaños, la miseria cotidiana, hasta que un día, de milagro, los dejan ir a casa, al menos a los que escaparon con vida.


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